La almohada empapada de saliva y lágrimas, la cara pegada sobre esa mezcla, el espejo, el maldito espejo donde se encuentra siempre, sobre la puerta, puerta que no puedo abrir.
Me miro, la misma imagen de siempre, la misma imagen que no quiero ver, pego mi cabeza a la pared, bajo con ella hasta que topa el suelo, intento dormir, el suelo es más suave que la cama...
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